Taller de inteligencia emocional para niños: la mejor inversión de futuro
“Las alas de los pájaros tienen plumas. Las alas de las personas, palabras. Pero no todas te ayudan a elevarte. Sólo las palabras que dicen con claridad cómo te sientes aumentan tus posibilidades de volar”.
EMOCIONARIO, texto de Cristina Núñez Pereira y Rafael R. Valcárcel, Edición Palabras Aladas
Recientemente tuve la oportunidad de reencontrarme con un querido amigo a quien conozco hace ya varios años, pero a quien no había vuelto a ver debido a mi estancia intermitente entre México y España. En uno de esos momentos en los que simplemente todo fluye, logramos coincidir una vez más en Barcelona, y fue entonces que descubrimos que dentro de nuestros respectivos universos había un punto tangencial en el que podríamos colaborar y sumar nuestros talentos.
En mi reencuentro con Albert Cervera, compartimos e intercambiamos vivencias acerca del nuevo camino profesional en el que nos encontrábamos actualmente. Resultó fascinante descubrir que su pasión y su experiencia rondaban en el ámbito delcrecimiento personal y la gestión emocional, temas que para mi también se habían convertido en el centro de gravedad de mis más recientes proyectos.
Como gran comienzo para éste reencuentro y mejor imposible, Albert ya contaba con una invitación muy interesante por parte del Profesor Pau Gil, quien es docente en la Escuela Pública La Sardana, ubicada en Badía del Vallés.
Pau, preocupado por la gestión emocional de sus alumnos, decidió cruzar las fronteras del sistema y buscar alternativas que pudieran ofrecerle a los niños de su clase otra visión de las emociones y de cómo gestionarlas mejor.
Conociendo la experiencia de Albert, Pau le extendió una invitación que consistía en impartir un Taller de dos días, para dos grupos de aproximadamente 25 alumnos entre los 8 y los 10 años de edad, todos provenientes de culturas distintas y algunos de ellos, inmersos en una situación familiar vulnerable.
- ¿Qué son las emociones?, ¿Tienen alguna utilidad las emociones?, ¿Cómo nos han ayudado a sobrevivir las emociones?…
Éstas fueron algunas de las primeras preguntas que formulamos al inicio del Taller. Saber la respuesta no era fácil, ni para niños ni para cualquier adulto, especialmente porque vivimos en un mundo en el que no es común hacernos estas preguntas y por consiguiente, nos resulta complejo saber sus respuestas.
El objetivo de estos cuestionamientos era que poco a poco los niños fueran descubriendo el rol tan importante que juegan las emociones en nuestra vida, tan imprescindible, que incluso nos han ayudado a sobrevivir desde lo más primitivo de nuestra historia.
¿Qué sería del ser humano si en la época de las cavernas no hubiera experimentado emociones como el “miedo” o el “asco”? … difícilmente hubiéramos sobrevivido como especie. Experimentar “miedo” ante el peligro inminente de un depredador, nos permitió reaccionar instantáneamente, correr y escapar a una muerte casi segura; a su vez, el sentir “asco” hacia determinadas plantas o alimentos, le permitió al ser humano filtrar y descartar a todo aquello que le pudiera hacer daño o incluso causar envenenamiento…
Hoy en día, el rol que juegan las emociones dentro del concepto de “supervivencia” no es comparable al de aquella época, sin embargo, en nuestro contexto actual y hablando en términos de inteligencia emocional, “supervivencia” se puede traducir al ejercicio que implica saber reconocer nuestras emociones, aprender a gestionarlas y por su puesto a controlar nuestros impulsos, todo ello, virtudes indispensables para adaptarse mejor a la vida dentro de una sociedad.
- ¿Qué emociones conoces?, ¿Qué emociones has sentido?, ¿Cuándo y cómo has experimentado las emociones?…
El universo de las emociones es inmenso, hay más de 40 y muchos matices, sin embargo, para efectos prácticos del Taller, abordamos el mundo de las “emociones básicas o primarias” como han sido denominadas por varios expertos en psicología; la ira, la tristeza, el miedo, la alegría y la vergüenza fueron nuestras “protagonistas”.
- ¿Qué hicimos con las emociones?
Primero las definimos, hablamos de sus funciones y de lo que nos pasa cuando las experimentamos (incluyendo sus efectos inmediatos en el cuerpo).
Posteriormente profundizamos en las razones del ¿porqué y en qué momentos las sentimos?, ¿cómo reconocerlas en nosotros mismos y en los demás? (empatía*).
Poder hablar tranquilamente sobre nuestras emociones e incluso hacer juegos alrededor de ellas, generó el ambiente ideal para que tanto profesores como los mismos alumnos entre ellos, se dieran cuenta que todos podemos sentir las mismas emociones ante una determinada situación, es decir, que hay más cosas que nos unen de las que nos separan como individuos sensibles.
Por otro lado, ante una misma situación, también descubrieron que todos podemos sentir no una, si no varias emociones a la vez lo cual es perfectamente válido y normal.
Somos seres con la capacidad de sentir diversas emociones continuamente y de manera simultánea, lo cual es único y maravilloso pero indispensable aprender a gestionar.
- ¿Con que idea concluimos ésta intervención?
Con la certeza de lo importante que es no mitificar o etiquetar a las emociones, pues resulta poco asertivo encajonarlas en “buenas o malas” tanto como “reprimirlas o permitirse desbordarlas”. El verdadero reto está en aprender a reconocerlas y saber expresarlas… en trabajar sobre las “negativas” y cultivar día con día las “positivas” .
- Recursos útiles para reconocer y comunicar nuestras emociones
Después de brindarles mayor claridad alrededor de lo que sucede con las emociones más primarias, resultó sumamente útil “ponerle cara” a cada una de ellas. Diseñamos distintas imágenes propias que utilizamos a modo de tarjetas. Éstas fueron un recurso sumamente productivo para estimular el reconocimiento de las emociones propias y las de los demás. Resultaron un apoyo visual fácil y divertido, que nos permitió guiar a los alumnos para llevar a cabo juegos y actividades donde les transmitimos la importancia de saber comunicar lo que sentimos.
- ¿Cómo logramos la apertura y tan alta participación de los niños?
Nuestro Taller se convirtió en una “experiencia transformadora” en la que generamos espacios de confianza para que los niños pudieran comprender mejor los conceptos clave, y a su vez se sintieran cómodos para compartir algunos de sus miedos o tristezas (que en este caso suelen ser de las emociones más difíciles de abordar).
El entusiasmo y la participación tan emotiva que mostraron la mayoría de los alumnos, también se logró gracias a que organizamos ejercicios para practicar la empatía entre todos los involucrados. A todos nos tocó confesar algún miedo, decir qué es lo que nos pone tristes, explicar cuándo sentimos vergüenza, compartir qué cosas nos hacen enfadar y hasta expresar qué es lo que nos pone alegres… Tener esta información tan accesible para todos, sistemáticamente nos hace notar que mi compañero de a lado y yo tenemos mucho en común, o quizá no, pero que lo importante es que “yo ya se qué cómo me siento, qué le pasa al otro y cómo me gustaría que me tratasen, a mi y a los demás”.
- ¿Qué sucedió después del Taller?
El Profesor Pau Gil, quién nos extendió amablemente la invitación para realizar este Taller de Inteligencia Emocional, nos buscó semanas posteriores para expresarnos su entusiasmo y sorpresa respecto a los resultados inmediatos que notó en los alumnos. Contento de la profundidad y seriedad con la que llevamos a cabo las dos sesiones, reconoció que el Taller resultó de gran utilidad para aplicarlo a posteriori, especialmente en casos de posible conflicto y que de hecho se presentaron. Concretamente hubo un evento violento y de muy mala actitud por parte de un alumno hacia un profesor; fue una prueba compleja de resolver, pero aplicando algunas herramientas de las que dimos en clase (como las de relajación y respiración), fueron útiles y exitosas con resultados no antes vistos.
Como conclusión, estamos muy satisfechos de los Talleres impartidos, hemos sembrado una semilla clave para el futuro de éstos niños. Falta muchísimo trabajo, práctica y una activa participación no sólo del Sistema Educativo, si no especialmente de los padres de familia.
Mientras tanto, este ya conforma un granito de arena que se suma a la base del empoderamiento de su Inteligencia Emocional.
¿Consideráis que la formación emocional que están teniendo los niños es suficiente? ¿Crees que una formación emocional adecuada a tiempo puede mejorar la calidad de vida futura de los niños?
Post Invitado: Elsa Sánchez